En la sabiduría popular hay un dicho que tiene una fuerza espiritual tremenda y reza: al caído caerle. Si bien nos damos cuenta de lo que dice, en vez de ayudar al hermano que se cae, lo que es incitarnos a para que no se vuelva a levantar. Este es el pensamiento que el enemigo tiene acerca de nosotros los cristianos y ¿saben por qué? Porque él sabe cuán poderosos somos cada uno de nosotros en Cristo Jesús y porque desea vernos tal cual él está: caído y derrotado. El mundo nos enseña muchas cosas, hoy quise traer una de ellas a colación, pero no para que imitemos las cosas del mundo, sino para que hagamos tal cual hemos aprendido del Señor Jesús.
Hoy cuando me disponía a escribir este devocional, pensaba en compartir un mensaje diferente que está en el evangelio de San Juan, pero en búsqueda de una cita, me tropecé con este verso que me ha ayudado a entender que Dios nunca deja de hablarnos. Dios siempre nos habla y sus pensamientos para con nosotros son siempre de bien (Jeremías 29: 11-13 - RVR1960).
Mira lo que la Palabra de Dios dice al respecto: "les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta?. El que se desvía, ¿no vuelve al camino?" (Jeremías 8: 4 - RVR1960).
Si el mundo nos enseñó, y hablo en tiempo pasado porque ahora somos nuevas criaturas en Cristo Jesús, que cuando caes esperas a que te den una "patadita" para que no te levantes ni salgas de esa situación en la que te encuentres, Dios hoy te dice y te enseña lo contrario: si te caes, levántate. Si te desviaste, vuelvete al camino. Sé que hay muchos en este momento que no tienen la mejor comunión con Dios y es que cuando dejamos de orar y dejamos de buscarle a Él, nos enfriamos de tal manera que intentar intimar con Dios es cada día más difícil. Hoy Dios te reta para que cambies esa actitud hacia Él y vuelvas a estar como antes: firme sobre la roca. Hoy Dios desea que te levantes.
Esta palabra también me sirve a mí. El Señor me ha estado hablando tremendamente en estos días porque había estado apagado, sin embargo es hora de volver a estar firmes en le fe y hacer lo que tanto el diablo odia en nosotros: ganar al mas para el Reino, porque si estamos fríos, entonces ¿qué almas ganaremos para Dios?. Sé que el enemigo siembra en nuestra mente palabras de desánimo porque yo también he pasado por ahí, al igual que tú. Pero la diferencia es que me levanto y le pido a Dios que me dé las fuerzas necesarias para seguir adelante, porque solos jamás lo lograremos, pues no es con nuestra fuerzas, sino con las suyas que podremos vencer al mundo y lo que en él hay. No en vano hay poder en La Palabra cuando decimos Diga el débil: Fuerte soy (Joel 3:10 - RVR1960). Este verso me lo regaló mi esposa, a través del Espíritu Santo, y hoy yo te las regalo para que te levantes en victoria y continúes con la buena carrera. No te canses, sigue adelante, no te rindas, prosigue hacia la meta que es en Cristo Jesús.
La enseñanza bíblica de esta semana es sencilla: levantarse. Es hora de salir de ese estado anímico que el enemigo ha puesto como fortaleza en tu mente. Si caíste, levántate; si te desviaste, vuelve al camino, pero es hora de actuar y reanudar lo que Dios empezó en ti. No le demos la oportunidad a los demonios de enfriarnos y continuar con el desánimo porque eventualmente desfalleceremos. No abramos puertas que una vez ya habíamos dado por cerradas, así como tampoco pensemos que no caeremos (1 Corintios 10: 12). Una vez escuchaba el Pastor Ricardo Rodríguez en una de sus prédicas y él decía que había una vez una venta de armas en el infierno, y había un arma que era la más costosa de todas, las demás no se podían ni siquiera comparar con lo que esta lograba hacer sobre nosotros y adivinen ustedes cuál era esa arma ... El desánimo. Esta arma puede convertir al más poderoso de los cristianos en el más apático de todos. Así que deja de creerle a satanás y levántate hoy en victoria, no esperes hasta mañana.
Sé que esta palabra viene de Dios para ti porque le has pedido que te saque de ese estado de desánimo, así como yo también le pedí y pensé que no me escuchaba. Para mi sorpresa, siempre había un devocional que me hablaba, una predica que me recordaba quién era yo y en quién había creído. Hoy te regalo este devocional y mi experiencia para que en el nombre poderoso de Jesús te levantes y seas testimonio para otros del poder de Jehová de Los Ejércitos. Basta ya de excusas, levántate, ¿qué más esperas?.
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