Muchas veces nos dejamos amedrentar por las circunstancias, olvidando las promesas de Dios. Cuando vienen las circunstancias adversas, viene con el objetivo de poner a prueba nuestra fe. No obstante, es cuando más rápido olvidamos el propósito por el cual hemos sido llamados y escogidos. Hoy quiero decirte que no hay nada que pueda retrasar, impedir o evitar el propósito de Dios para tu vida. Si Él ya determinó en el Reino de Los Cielos algo para tu vida, ese decreto se cumple porque no hay nada que lo pueda detener ni siquiera la misma muerte podrá hacerlo, tendrá que hacer fila y esperar a que lo cumplas. Leyendo la Palabra me encontré con este tremendo pasaje: "entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacu
"Predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).