Muchas veces nos dejamos amedrentar por las circunstancias, olvidando las promesas de Dios. Cuando vienen las circunstancias adversas, viene con el objetivo de poner a prueba nuestra fe. No obstante, es cuando más rápido olvidamos el propósito por el cual hemos sido llamados y escogidos. Hoy quiero decirte que no hay nada que pueda retrasar, impedir o evitar el propósito de Dios para tu vida. Si Él ya determinó en el Reino de Los Cielos algo para tu vida, ese decreto se cumple porque no hay nada que lo pueda detener ni siquiera la misma muerte podrá hacerlo, tendrá que hacer fila y esperar a que lo cumplas. Leyendo la Palabra me encontré con este tremendo pasaje: "entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacu
En el mundo, mucha gente recurre a los adagios populares para expresar grandes verdades, uno de los que me llama profundamente la atención es este: desde que se inventaron las excusas todo el mundo queda bien. El diccionario de la Real Academia de la lengua define la excusa como "pretexto que se invoca para eludir una obligación". Ahora bien, quizá te debas preguntar a qué hago referencia, ¿no es así? Al llamado, a eso hago referencia. ¿Cuántas excusas has utilizado para evadir tu llamado? ¿Cuánto tiempo más crees que puedes posponerlo? En el libro de Lucas, el Señor Jesús le hace un llamado muy importante a alguien, pero esa persona pensaría que no estaba listo para atenderlo, mira lo que dice la Palabra: "Jesús le dijo a otro: —Sígueme. Pero él respondió: —Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre" (Lucas 9:59 DHH). Cuando creemos no estar listos para aceptar el llamado de parte de Dios, lo primero que hacemos es excusarnos para evadirlo. No sabemos cuál fue