No devolviendo mal por mal
Es increíble ver cómo en estos tiempos las personas tienen menos dominio propio. Solo basta con salir en un carro y ver cómo manejamos y cómo nos manejamos ante situaciones estresantes, todo parece como de película. Cada día toleramos menos las acciones de los demás y muchos se dejan llevar por sus emociones y estas son las que dictan sus destinos. He visto cómo por simplemente invadir un carril o no hacer una escuadra, muchos se lanzaron con golpes en contra de un semejante. Basta ver la cantidad de videos en esta red social en los que aparecen peleando conductores en cualquier rincón de nuestra geografía.
¿Sabías que aún la Palabra nos habla de esto? Mira lo que dicen las Escrituras en 1 Pedro 3:9-RVR1960:
"No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición".
Creo que pocas personas conocen esta realidad, porque para ellos resulta más fácil maldecir a otros, dejándose vencer por el mal. La Palabra igualmente nos enseña que no debemos dejarnos vencer por el mal, sino vencer el mal con el bien (Romanos 12:21-RVR1960). Y, ¿por qué resulta más fácil, a veces, dejarse vencer por el mal? Porque eso es lo que hay en el corazón de las personas. El Señor Jesús nos enseña que, "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34-RVR1960), así que cuando vemos a alguien actuar bajo estas emociones, podemos concluir que eso es lo que hay en su corazón.
No obstante, el Señor Jesús también nos enseña en las Escrituras que, "el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas" (Mateo 12:35-RVR1960). Esto quiere decir que si en mi corazón hay bendición, yo seré de bendición para otros y para mí será más fácil vencer el mal con el bien. Será más sencillo bendecir en vez de maldecir al prójimo. Todo empieza por (1) señorear mis emociones,; (2) ejercer dominio propio y (3) cambiar mi actitud frente a las pruebas, porque aunque parezca insólito, hasta en estas pequeñeces también somos probados y moldeados en nuestro carácter.
Dios te bendiga sobreabundantemente en bello día. No olvides ser de bendición, comparte este mensaje con otras personas.
Es increíble ver cómo en estos tiempos las personas tienen menos dominio propio. Solo basta con salir en un carro y ver cómo manejamos y cómo nos manejamos ante situaciones estresantes, todo parece como de película. Cada día toleramos menos las acciones de los demás y muchos se dejan llevar por sus emociones y estas son las que dictan sus destinos. He visto cómo por simplemente invadir un carril o no hacer una escuadra, muchos se lanzaron con golpes en contra de un semejante. Basta ver la cantidad de videos en esta red social en los que aparecen peleando conductores en cualquier rincón de nuestra geografía.
¿Sabías que aún la Palabra nos habla de esto? Mira lo que dicen las Escrituras en 1 Pedro 3:9-RVR1960:
"No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición".
Creo que pocas personas conocen esta realidad, porque para ellos resulta más fácil maldecir a otros, dejándose vencer por el mal. La Palabra igualmente nos enseña que no debemos dejarnos vencer por el mal, sino vencer el mal con el bien (Romanos 12:21-RVR1960). Y, ¿por qué resulta más fácil, a veces, dejarse vencer por el mal? Porque eso es lo que hay en el corazón de las personas. El Señor Jesús nos enseña que, "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34-RVR1960), así que cuando vemos a alguien actuar bajo estas emociones, podemos concluir que eso es lo que hay en su corazón.
No obstante, el Señor Jesús también nos enseña en las Escrituras que, "el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas" (Mateo 12:35-RVR1960). Esto quiere decir que si en mi corazón hay bendición, yo seré de bendición para otros y para mí será más fácil vencer el mal con el bien. Será más sencillo bendecir en vez de maldecir al prójimo. Todo empieza por (1) señorear mis emociones,; (2) ejercer dominio propio y (3) cambiar mi actitud frente a las pruebas, porque aunque parezca insólito, hasta en estas pequeñeces también somos probados y moldeados en nuestro carácter.
Dios te bendiga sobreabundantemente en bello día. No olvides ser de bendición, comparte este mensaje con otras personas.
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