Da tristeza ver cómo algunos creyentes en la actualidad piensan que solo congregándose en sus iglesias locales ya lo tienen todo ganado, olvidando que no fuimos llamados para ser servidos, sino para servir a otros. También olvidan que una forma más de glorificar el nombre del Padre es justamente llevando mucho fruto (Juan 15: 8 - RVR1960). Alguna vez has pensado ¿qué será de ti si continúas con una vida cristiana pasiva? Veamos lo que dice la Palabra de Dios al respecto: "Por la mañana, volviendo de la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no hayó nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: nunca jamás nazca fruto de ti. Y luego se secó la higuera" (Mateo 21: 18-19). ¿Sabes a quién representa la higuera? A ese creyente que se encuentra en su zona de comfort asistiendo a su iglesia local que no tiene ganas de servir, que piensa que ya todo lo tiene asegurado y que no hay nada más por lo cual luchar. Pero la Palabra es siempre clara y es
"Predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).