A veces suele ser un tanto difícil conocer cuál es el objetivo, el propósito, la razón por la que, en el Señor, fuimos llamados, escogidos y apartados. Muchos creyentes están en las iglesias, pero infortunadamente no saben por qué están allí. Y pasa el tiempo y empiezan a frustrarse porque desconocen su propósito en el Señor. Hoy puedo asegurarte que, todo creyente está llamado a servir, a predicar el evangelio de la salvación a otros. Es decir, así como un día alguien te predicó y el evangelio se hizo efectivo en ti, así mismo debes hacer: sembrar la Palabra en otras personas sin importar si la semilla produce fruto inmediatamente o no, sin importar si esa persona termina congregándose en tu iglesia local o no. El Señor Jesús la tenía clara, sabía lo que debía hacer. En Mateo 15, la Palabra nos habla acerca de la mujer cananea o sirofenicia. Esta mujer no era del pueblo de Israel, era gentil, quiere decir que no era del pueblo escogido, pero llega donde estaba el Maestro a pedir que
"Predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).