Estamos llegando al fin de otro año más y nos quedan preguntas como estas en el aire: ¿qué dejé de hacer que me propuse para el 2016? ¿Alcancé todas las metas espirituales que me propuse para este año?. Con el fin de año viene, además, una mirada retrospectiva en la que debemos analizar y evaluar qué tal nos fue para ver la magnitud de lo que alcanzamos o lo que dejamos de alcanzar. Con esto quiero decir que, cada año hacemos un listado de cosas que deseamos hacer o alcanzar en todas las áreas de nuestras vidas, incluyendo las espirituales. Ahora bien, déjame hacerte dos preguntas: ¿qué tal te fue este año con tus metas? Después de esa mirada retrospectiva, ¿pasaste el año o sencillamente te rajaste?. Es muy sencillo empezar un nuevo año determinando hacer muchas cosas, algunas alcanzables, otras no tanto, pero la idea es trasarse metas y buscar la forma de ser cada vez mejor, de crecer, ¿verdad?. Pero, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios respecto a este tema de trasarse metas? Veamo
"Predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).