"Y toda aquella generación fue también recogida con sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación, que no conocía al SEÑOR, ni la obra que él había hecho a Israel" (Jueces 2:10).
Como creyentes tenemos muchas responsabilidades espirituales, pero hoy quisiera hablarte sólo de dos que son bien puntuales y que guardan estrecha relación con el verso de este día:
(1) Compartir el evangelio a otros, pero primeramente con los de tu casa, y
(2) Dar testimonio de las cosas maravillosas que hace Dios en nuestras vidas.
Y ¿cómo empieza todo? Pues todo empieza por casa. Es allí donde debes dar a conocer a Dios a los tuyos y después lo podrás hacer con los demás. La razón por la que el pueblo de Israel, después de la generación de Josué, no conocía al Señor fue porque en algún momento les dejaron de hablar acerca de Él. Muy probablemente la gente ya no hablaba de Él ni de las grandes cosas que había hecho por Su pueblo.
Tienes dos grandes tareas por delante en este día. No olvides que aún hay tiempo para empezar, nunca es tarde, predica de Dios.
Dios te bendiga tremendamente.
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