Sea Hecho Conforme A Tu Medida de Fe
¿Sabías que tu medida de fe es directamente proporcional a lo que pides? Quizá te parezca difícil de entender en este momento, pero lo que deseo decirte es que si tu medida de fe es poca con respecto a lo que anhelas recibir, asimismo recibirás. Mientras que si tu medida de fe es grande, asimismo de grande recibirás y verás la gloria de Dios manifestada en tu vida.
¿Qué sucede cuando tienes un medida de fe pequeña? Nada, así de sencillo, pues la Palabra nos enseña que "sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hechos 11:6 - RVR1960). Si nos acercamos a Dios con confianza es porque hemos creído que Él lo puede hacer.
Hay un caso que quisiera compartir contigo, el de la mujer de flujo de sangre:
"Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote" (Marcos 5: 25-29 - RVR1960).
Muchos de los casos registrados de sanidad en los evangelios nos muestran una interacción entre el enfermo y el Señor Jesús, ¿no es así? Pero, ¿por qué este caso es sui generis? Porque esta mujer prácticamente tuvo un monólogo, ella no interactuó con el Señor Jesús, pensó en su sanidad. Pero hizo algo que muy pocos hacen: creer de todo corazón que Jesús les puede sanar. Sin fe es imposible agradar a Dios... Cuando tu fe es poca, obtendrás pocos resultados, casi que no podrás ver la gloria de Dios manifestada en tu vida. ¿Qué tanta fe tenía la mujer del flujo de sangre? Mucha, tanta que dijo que solo tocando el borde del manto de Jesús sería sana, y creyó que Él tenía el poder para hacerlo. Por ello, cuando el Señor Jesús sintió que el poder salió de Él, preguntó quién le había tocado. La fe de esta mujer agradó tanto al Señor Jesús que fue sana desde aquella misma hora.
Quizá tú no has recibido tu milagro aún porque no has creído de todo corazón que Jesús tiene el poder y la potestad para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Hoy es día de aumentar tu fe y de creer porque sí te será hecho. No permitas que tu poca medida de fe sea la piedra de tropiezo entre tú y tu milagro.
Dios te bendiga sobreabundantemente. No olvides compartir este mensaje con alguien más. Sé de bendición tú también.
¿Sabías que tu medida de fe es directamente proporcional a lo que pides? Quizá te parezca difícil de entender en este momento, pero lo que deseo decirte es que si tu medida de fe es poca con respecto a lo que anhelas recibir, asimismo recibirás. Mientras que si tu medida de fe es grande, asimismo de grande recibirás y verás la gloria de Dios manifestada en tu vida.
¿Qué sucede cuando tienes un medida de fe pequeña? Nada, así de sencillo, pues la Palabra nos enseña que "sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hechos 11:6 - RVR1960). Si nos acercamos a Dios con confianza es porque hemos creído que Él lo puede hacer.
Hay un caso que quisiera compartir contigo, el de la mujer de flujo de sangre:
"Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote" (Marcos 5: 25-29 - RVR1960).
Muchos de los casos registrados de sanidad en los evangelios nos muestran una interacción entre el enfermo y el Señor Jesús, ¿no es así? Pero, ¿por qué este caso es sui generis? Porque esta mujer prácticamente tuvo un monólogo, ella no interactuó con el Señor Jesús, pensó en su sanidad. Pero hizo algo que muy pocos hacen: creer de todo corazón que Jesús les puede sanar. Sin fe es imposible agradar a Dios... Cuando tu fe es poca, obtendrás pocos resultados, casi que no podrás ver la gloria de Dios manifestada en tu vida. ¿Qué tanta fe tenía la mujer del flujo de sangre? Mucha, tanta que dijo que solo tocando el borde del manto de Jesús sería sana, y creyó que Él tenía el poder para hacerlo. Por ello, cuando el Señor Jesús sintió que el poder salió de Él, preguntó quién le había tocado. La fe de esta mujer agradó tanto al Señor Jesús que fue sana desde aquella misma hora.
Quizá tú no has recibido tu milagro aún porque no has creído de todo corazón que Jesús tiene el poder y la potestad para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Hoy es día de aumentar tu fe y de creer porque sí te será hecho. No permitas que tu poca medida de fe sea la piedra de tropiezo entre tú y tu milagro.
Dios te bendiga sobreabundantemente. No olvides compartir este mensaje con alguien más. Sé de bendición tú también.
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