Nuestra vida es el mejor ejemplo de testimonio del poder de Dios y de cómo este opera a nuestro favor. Muy poco acostumbro a hablar de mi vida personal, pero es necesario contarles acerca de algo que me ocurrió a mí y a mi familia el viernes anterior. La Palabra nos enseña a cumplir con lo que prometemos (Eclesiastés 5:4 - RVR1960), ¿no es así? Y en diciembre habíamos prometido a las niñas llevarlas al zoológico. Por ciertas motivos no pudimos hacerlo, así que esperamos el mes de enero para cumplir con esa promesa.
Llegó el tan anhelado viernes y fuimos a Barranquilla, una ciudad a dos horas de Cartagena (Colombia). Antes de partir, oramos, como es lógico, y le pedimos al Señor que tomara control de todo el viaje. Las niñas pasaron un día espectacular. De regreso, mientras conducía, noté dos cosas: número uno, el aire acondicionado no funcionaba y, número dos, la temperatura del motor subía inexplicablemente. Por lo tanto, le dije a mi esposa que debíamos parar y revisar el carro para evaluar el daño. En ese momento pensé en lo peor. Al revisar el carro, me di cuenta que no teníamos líquido refrigerante, estaba completamente vacío. Llamamos a un amigo y él nos dijo que con agua podíamos solucionar ese problema y así fue, un taxista llegó a ayudarnos y nos dio agua. Era hora de volver.
Mientras conducía de regreso por la vía al mar, iba pendiente de la temperatura del carro y las niñas se habían quedado dormidas y estaban sudando mucho, pues ese día la temperatura estaba bien fuerte. Le dije a mi esposa para prender el aire y refrescar un poco el interior por las niñas, a lo cual ella accedió. Poco tiempo después, la temperatura del motor empezó a subir nuevamente hasta que orillé el carro para chequear el motor una vez más: nos habíamos quedado sin agua otra vez. Pero lo peor era que no teníamos ningún recipiente solo el tetero del agua de las niñas, sin embargo, recordé que en la vía al mar puedes marcar un número en caso de emergencias. Llamé y el funcionario dijo que se demoraba aproximadamente una hora en llegar hasta donde estábamos oficialmente varados. Mi esposa preguntó cuánto tiempo tardaría la ayuda en llegar, pero simplemente respondí que ya venía, no quise preocuparla. Ella en su desespero llamó a nuestro Pastor para contarle acerca del incidente, incluso él pensó ir hasta donde estábamos para ayudarnos. No obstante, desde su casa se activó un grupo de personas que oraron por todos nosotros.
Pasaba el tiempo y la ayuda no llegaba y mi esposa se preocupaba aún más, y nuestra hija menor había sentido su frustración y empezaba a llorar y a fastidiarse. Yo, por el contrario, estaba calmado, confiado que la ayuda llegaría, sabía que Dios no iba a dejarnos tirados en esa vía oscura y peligrosa. Y recordaba Salmos 37:5 (RVR1960) que dice: "pon tu vida en sus manos, confía plenamente en Él, y Él actuará en tu favor". Pocos minutos después divisé una ambulancia a lo lejos. Para mi sorpresa se detuvieron justo al frente, bajé del carro y les pregunté si tenían agua, a lo cual uno de los paramédicos respondió que tenían suficiente, ¡wow!, me sentí aliviado. En efecto, tenían la necesaria para llenar el tanque del refrigerante y emprender el camino de regreso una vez más. Mientras conducía iba observando la ambulancia por el espejo retrovisor y le decía a mi esposa, ahí están, justo detrás de nosotros, pero de repente se desvanecieron, les habíamos perdido el rastro en la carretera.
Sé que Dios actuó en nuestro favor en ese momento, así lo habíamos sentido mi esposa y yo. Esas oraciones que hicieron en casa de mi Pastor tuvieron eco en el cielo, y sé que el Señor envió ángeles para ayudarnos. Mi fe no flaqueó, por el contrario, permaneció intacta, pues sabía que mi socorro vendría de Jehová Dios, ¿de dónde viene tu socorro?. Si has dejado de confiar porque aún no has visto la mano de Dios a tu favor, entonces, este testimonio es un buen ejemplo que a pesar de que Él está en silencio, no quiere decir que no está actuando a tu favor.
Dios te bendiga sobreabundantemente en este inicio de semana. Pon tu vida en las manos del Señor, confía en Él y Él actuará en tu favor, ya lo verás y así también darás testimonio de Su poder. No olvides asumir el reto y compartir este mensaje con otras personas. Feliz inicio de semana.
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