Regularmente, no toco temas de matrimonios en las reflexiones, pero Dios me ha inquietado a hacerlo, pues actualmente, hay mujeres que no están dando al hombre el puesto que se merece en el matrimonio como sacerdote y cabeza de la casa. Entonces, es fácil deducir que hay división en el matrimonio y en vez de ser uno, son dos ruedas sueltas, cada una yendo para su lado y ese no es el propósito que Dios estableció para los matrimonios, mientras que la Palabra es clara al enseñarnos lo siguiente: ¿andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3 RVR1960).
Hoy vamos a identificar cuando un matrimonio tiene problemas y aprenderemos lo que debemos hacer a la luz de la Palabra de Dios. En Génesis 19:26 (RVR1960) dice la Biblia, “entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”. Para ponerles en contexto, en este pasaje, la Palabra habla acerca de la destrucción de Sodoma y Gomorra por causa del pecado de sus pobladores. Y Dios le avisa a Abraham lo que iba a hacer, pues allí vivía su sobrino, Lot. Cuando llega el momento de la destrucción, a Lot se le da una instrucción muy clara, NO MIRES TRAS TI (Génesis 19:17 RVR1960), pero que su mujer desobedeciera esa orden, muestra la condición marital de los dos: no había sujeción de la esposa hacia él y tampoco estaban de acuerdo. Que la mujer de Lot mirara atrás también nos enseña que su corazón seguía conectado a lo que estaba dejando, es decir riquezas y posesiones materiales, y que no tenía la mirada puesta en el consumador de la fe.
¿Qué nos enseña la Palabra de Dios respecto a este tema? Vayamos a Efesios 5:22-23 (RVR1960), “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer”. El que la esposa se someta o no al hombre habla de la condición espiritual de su matrimonio. Si la mujer se somete, lo que vemos es un claro ejemplo de obediencia hacia la Palabra y hacia a Dios, pues Él nos enseña que el hombre ha sido puesto por cabeza, es decir es autoridad. Pero también debemos entender algo en este contexto, si la mujer de Lot hizo esto también pudo haber sido por causa de la pobre condición espiritual del sacerdote de la casa, o sea Lot. Y en este caso en particular, hay culpabilidad en ambos lados, no solo de la mujer de Lot. Quizá el testimonio de Lot para su familia no era el mejor, pues su mujer le desobedeció y sus hijas lo terminan emborrachando para tener relaciones sexuales incesuosas con él y poder tener descendencia, eso habla de la condición espiritual del hombre de la casa. Por lo tanto, levanten sacerdotes un altar familiar en sus casa en el que puedan enseñar a sus hijos a andar en los caminos de Dios y hagan lo que nos exhorta la Palabra: "nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:8 RVR1960).
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla
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