Hace ya un tiempo atrás, nuestros pastores impartían una palabra tremenda al pueblo de
Dios, y el tema fue el pecado oculto. Ellos hablaban acerca del
daño que hay para la iglesia y, en general, para el pueblo cuando
estamos haciendo algo "a escondidas" creyendo que nadie nos ve y que
tampoco afectará. Hoy el Señor te exhorta para que
dejes de hacer aquello que piensas que en secreto nadie ve, pero que afecta a
tu congregación, a tus discípulos, tu diario andar y, más importante aún, tu
comunión con Dios.
La Palabra de hoy se encuentra en:
Salmos 28: 13 - 14
El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia. Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios.
Hay Cristianos en las congregaciones que mantienen una vida pecaminosa en
secreto, piensan que nadie los ve, satisfacen sus placeres carnales y como
todavía hay unción en ellos, y aún pueden usar los dones que Dios les ha dado,
piensan que todo está bien y continúan pecando en secreto, así le sucedió a Sansón. Debemos tener en
cuenta algo, Dios no aborrece al pecador, pero sí el pecado.
No podemos servir a dos señores, si amamos lo que Dios ama, entonces igualmente
aborreceremos lo que Él aborrece. Es tiempo de humillarte y aceptar que con tus
fuerzas nunca lograrás vencer aquello que te ata, debes arrepentirte y pedirle
ayuda a Dios para que sea Él quien te libere de toda atadura pecaminosa que hay
en tu vida.
Mientras vivía en USA, conocí el caso del pastor Ted Haggard de la Iglesia New
Life Church en Colorado, quien tenía un gran ministerio en sus manos, pero
desafortunadamente consumía metanfetaminas y mantenía relaciones homosexuales
en secreto y todo ello salió a la luz pública, razón por la que su ministerio
se vino abajo completamente. Quizá el pastor Ted tuvo la oportunidad de
arrepentirse a tiempo y no ser reprendido como le pasó. No alcanzó la
misericordia de Dios porque encubrió su pecado por mucho tiempo, pensó que en
secreto nadie lo veía y que por tener el poder y la unción podía seguir
viviendo una doble vida. Estaba totalmente equivocado, no podemos abusar
de la bondad, ni de la misericordia de Dios en nuestras vidas.
Hoy Dios te dice que te detengas. Debes parar con ese pecado oculto que debilita
tu comunión con Él, no esperes a que sea demasiado tarde para ti, pues no
hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser
conocido (Lucas 8: 17). Humíllate y arrepientete de lo que haces en lo
oculto y no sigas perjudicando al pueblo de Dios con tus actitudes. Deja de
ministrar si vives una doble vida. El caso del pastor Ted Haggard es uno de los
muchos casos de siervos de Dios que mantuvieron por mucho tiempo una vida
pecaminosa en secreto, pero su testimonio también nos enseña y que si a ellos
les pasó, también a ti te puede pasar lo mismo, por ello te digo hoy que es tiempo de detenerse.
Dios te está dando una oportunidad para que le rindas esa lucha que tienes con
el alcohool, las drogas, la pornografía, el adulterio, la fornicación, la
mentira, las relaciones homsexuales, la idolatría, porque con tus propias
fuerzas queda demostrado que nunca pudiste y tampoco podrás. Humíllate y dile que no puedes para
que así puedas alcanzar Su Misericordia y así tu vida secreta no se hará pública, para que todo quede sólo entre Él y tú. Debes arrepentirte y
nunca más volverlo a hacer, de lo contrario sufrirás las consecuencias de tus
propios actos, deja que Dios tome el control de tu vida, vive una vida agradable
para Dios, porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6: 23).
La Palabra de hoy finaliza con un verso muy hermoso: bienaventurado el
hombre que siempre teme a Dios. El adjetivo bienaventurado
significa afortunado, feliz, que goza de Dios en el cielo. Es así que este
verso no hace excepciones de tiempo, dice SIEMPRE, no es el caso
de hoy sí temo a Dios, pero mañana no. No, no es así. Si temes a Dios, entonces
sabes que solamente puedes vivir una vida agradable exclusivamente para Él y
nadie más. Pon todo en las manos del Señor y Él hará conforme a Su Voluntad.
Aún puedes alcanzar la misericordia de Dios en tu vida, aún tienes tiempo
porque Dios nunca ha dejado de amarte.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla
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