De las cosas más difíciles de lograr cuando se camina con el Señor está el frenar la
boca y guardar el corazón, el tema del cual hablábamos un poco en el día de ayer. La naturaleza humana es bastante complicada, y
siempre tendemos a hacer las cosas que no agradan a Dios. Sin embargo, Dios, en su
infinita sabiduría, envió a Su hijo para demostrarnos que realmente sí se puede
alcanzar una vida en la que la tendencia al pecado sea mínima, muy a pesar de
estar en este cuerpo pecaminoso.
Cuando se nace de nuevo en Cristo Jesús,
el cristiano debe morir a su viejo hombre y es así cuando Dios empieza a hacer Su obra con cosas nuevas cada día. El camino del cristiano es largo y en
él vamos a encontrar muchas pruebas y tentaciones que a la final, lograrán
transformar nuestras vidas.
La palabra de hoy se encuentra en:
Salmos 141: 3-4
3 Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios.
4 No dejes que se incline mi corazón a cosa mala.
La naturaleza del hombre es seguir sus emociones. Cuando tenemos rabia tendemos
a decir cosas que van a herir y a lastimar a las personas que amamos, luego nos
arrepentimos de lo que decimos y pedimos perdón, sin embargo el daño está
hecho. ¿No crees que es mejor aprender a callar y frenar la boca? Más vale
prevenir que lamentar. Antes de decir nada, es mejor pensar en las
consecuencias de nuestras actos, en este caso de nuestras palabras. La Palabra
también dice en libro de Proverbios 18:21 La muerte y la
vida dependen de la lengua.
Es necesario saber esto para intentar ser mejor cada día.
Pero el salmista no sólo hace referencia a la boca, igualmente hace
referencia al corazón. La misma Palabra dice que en el corazón está el orígen
de todo pecado, de los malos pensamientos, en fin de todas las cosas que nos alejan
de la presencia de Dios, es por eso que la misma Palabra nos dice que el corazón
es engañoso y quien lo conoce es Jehová solamente. Es por eso
que Dios mira el corazón de las personas y no sus obras, por obras no vamos a
ser escogidos. Antes que frenar la boca, guarda tu corazón porque de él mana la
vida y la muerte.
En Marcos 7:4 dice La Palabra: nada hay fuera del hombre
que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que
contamina al hombre. El
corazón y la boca están ligados y es por eso que todo lo que decimos es lo que
justamente contamina a los demás. Cuando escuchamos un chisme o nos prestamos
para eso, entonces nos contaminamos. Cuando alguien nos hiere de
palabra y reaccionamos a ello, entonces nos contaminamos, así que a palabras
necias oídos sordos, porque es mejor guardar el corazón sobre toda cosa guardada.
Espero que este corto devocional haya hablado a tu vida. Guarda tu corazón,
frena la boca y verás el gran cambio que esta práctica puede traer a tu vida. Sé que Dios te ha hablado hoy, hay alguien más a quien Dios también
puede hablar. Comparte Su Palabra con otras personas, dale compartir a este blog en el día de hoy.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla
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