¿Dónde estaba el corazón de este joven? EN SUS RIQUEZAS, en sus posesiones... Cosas que después de la muerte no se pueden llevar. Al ser cuestionado sobre sus riquezas, él se pone triste porque no estaba preparado para dejarlo todo por seguir a Jesús. El precio por seguir a Cristo es alto, es dejar de ser egocentrista para pensar más en aquel que entregó Su vida por mí. Como lo afirma el Apóstol Pablo a la iglesia de Corinto, "el amor no busca la suyo" (1 Corintios 13:5 RVR1960). El precio de seguir a Jesús es morir a mí, abandonar aquello que me gustaba y que me ataba al mundo por vivir una vida en santidad, apartado del pecado y como lo describe la Biblia, "no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (Gálatas 2:20 RVR1960). El joven rico no estaba preparado aún para tomar esa decisión, abandonar sus riquezas representaba todo para él, era una decisión muy difícil. ¿Cuántos de ustedes se sienten en esa misma condición? ¿Dónde realmente está tu corazón?
Ahora bien, tu corazón también puede estar en algo que no es tan visible ni palpable, tu corazón puede estar en cosas ocultas, en comportamientos que destruyen y ponen en peligro tu relación co Dios. El precio de seguir a Cristo se paga completamente cuando rendimos todo nuestro ser, todo nuestro corazón y toda nuestra mente a Su Señorío, es decir cuando le permitimos verdaderamente que Él sea quien gobierne nuestras vidas. Si una persona es adicta a la pornografía, tiene pensamientos homosexuales, le encanta mentir, etc, aún en su corazón o en su mente no está preparada para seguir a Cristo, pues aún hay ciertas áreas en su vida que no ha querido rendir al Señor, y es el mismo caso del joven rico, su corazón no estaba preparado para dejar ir su heredad. ¿Has rendido verdaderamente todas las áreas de tu vida al Señor Jesús?
Espero que esta reflexión haya sido de gran bendición para tu vida. Tú también puedes bendecir a otros a través de la Palabra, así que no ovides compartir este mensaje.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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