El pueblo de Israel en varias ocasiones se atemorizó frente a sus enemigos más acérrimos. Y a decir verdad, ¿qué haríamos nosotros en su lugar si viéramos venir un gran ejército? Tal vez lo mismo, ¿no es sí?. No obstante, esa reacción era producto de olvidar quién era su Dios y de lo que es capaz de hacer. Cuando el pueblo de Israel iba a prepararse para conquistar y entrar en la tierra prometida, el Señor les entrega una promesa súper hermosa, mira lo que les dijo: “Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no tengas temor de ellos, porque contigo está el SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto” (Deuteronomio 20:1 RVA-2015).
De las primeras cosas que el pueblo de Israel debía aprender antes de ir a la guerra era no atemorizarse, sino acordarse que Dios estaba con ellos. Pero el temor es producto de la desconfianza, la falta de fe y de olvidar las proezas que el Señor ha hecho. Uno de los profetas más tremendos sintió lo mismo después de haber tenido una victoria sin precedentes de parte de Dios, me refiero del profeta Elías cuando se enfrentó a los profetas de Baal. Pero cuando supo que Jezabel había pedido su cabeza, dice la Palabra que, “Elías se asustó tanto al escuchar esto que escapó para salvar su vida” (1 Reyes 19:3 PDT). Y fue tanto su pavor que le dijo esto a Aquel que le había dado la victoria: “¡Ya basta, SEÑOR! ¡Déjame morir, que no soy mejor que mis antepasados!” (1 Reyes 19:4 PDT). Y todo por causa del temor. La razón por la que no podemos atemorizarnos es porque no debemos olvidar que de nuestra parte tenemos un Dios Grande, Todopoderoso, Magnífico, “entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8:31 LBLA). Sin importar el tamaño de tu enemigo no te atemorices, de tu lado hay un Dios de imposibles que prometió que nunca nos abandonaría.
Tal vez te preguntes y ¿qué tiene que ver que el Señor los sacó de Egipto? Pues tiene todo que ver, ya que cuando Israel salía de Egipto, tras ellos iba uno de los ejércitos más poderosos de ese momento, con muchos hombres de a caballo y de a pie dispuestos a acabarlos, a destruirlos y sintieron temor, pensaron que ya todo había acabado y que no valió la pena. Y dicen las Escrituras que Jehová Dios ordenó a Moisés, “alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo” (Éxodo 14:19 RVR1960). Pero, ¿cómo iba un pueblo con mentalidad de esclavo a derrotar a un ejército tan poderoso? Era imposible. Además, habían olvidado que iban con el Gran Yo Soy, Aquel que le dijo al profeta Jeremías, “¿habrá algo imposible para Mí?” (Jeremías 32:27 (LBLA). Hoy quiero decirte que ese mismo Dios que peleó por Israel, que estuvo con Elías y que habló a Jeremías “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8 RVR1960) y gracias al sacrificio del Señor Jesús, tú y yo tenemos acceso a Él. Pon en sus manos tus gigantes hoy, porque “Jehová peleará por vosotros y estaréis tranquilos” (Éxodo 14:14 RVR1960).
Espero que esta Palabra haya llegado en el momento oportuno. Si ha sido de bendición, compártela con alguien más, sé tú también de bendición para otros hoy.
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Bajo la guía del Espíritu Santo
Sergio Meza Padilla
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