Ir al contenido principal

11:25



Quizá al leer el título de esta píldora pienses en una hora determinada del día, pero no está relacionado con una hora. Más bien es parte de un verso bíblico que encierra una gran verdad, una verdad que muchos ignoran, pero que cambió el destino de muchos, pues por la desobediencia del primer hombre, delante de los ojos de Dios, todos nos constituimos pecadores pecadores y merecíamos como pago la muerte. No había esperanza después de la muerte hasta que que se dio la promesa del Mesías, el cual lo cambiaría todo. El Señor Jesús vino con una gran misión: rescatarnos y devolvernos lo que habíamos perdido en Edén. En otras palabras, Él vino a restablecer el Plan Original de Dios para la humanidad. En ocasiones, dejó al descubierto Su misión, aunque muchos no le creyeron y esto decía, "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (Juan 11:25 RVR1960).

Una de las principales discusiones del Señor Jesús con los saduceos era la resurección, ya que los últimos la negaban a diferencia de sus opositores los fariseos. Había una gran discusión en ese entonces respecto a lo que sucedía después de la muerte. Y es que, básicamente no había esperanza hasta que llegó el Mesías y lo cambia todo. En Juan 11:25, el Señor Jesús revelaba varias verdades: la primera, que Él es Dios. La segunda, que iba a vencer la muerte ya que resucitaría y, por último, que Él es la vida. Vayamos en orden, revelación de Su naturaleza divina. Cuando Moisés tiene su encuentro personal con Jehová Dios le pregunta y si los israelitas preguntan quién eres, ¿qué les digo? Dios le responde: Yo Soy el que soy, diles que Yo Soy te envió (Éxodo 3:14 RVR1960). En el evangelio de Juan, el Señor Jesús también se identificó con ese nombre: Yo Soy. No obstante, muchos no entendían lo que les estaba siendo revelado: su naturaleza divina

La diferencia del Señor Jesús y aquellos que habían resucitado, hasta ese momento, era que todos ellos experimentarían la muerte una vez más, mientras que Cristo la experimentaría una sola vez para así dar cumplimiento a lo que afirmó: Yo Soy la resurección y la vida. Al vencer la muerte en la cruz, el Señor nos restituyó lo que habíamos perdido en el paraiso: la vida. Sin embargo, la paga del pecado sigue con una gran diferencia, al igual que nuestro Señor Jesús, nosotros también resucitaremos para estar con Él por toda la eternidad. Todo esto se pagó con un gran precio, Su sufrimiento y Su sangre. La libertad que hoy disfrutas es el producto de un gran sacrificio que demuestra cuánto Dios nos ama, que sin pensarlo dos veces, entregó a Su unigénito para restablecer Su Plan Original para la humanidad. Esta conmemoración no es una tradición, es recordar lo que Cristo hizo por todos nosotros, por ello debemos estar eternamente agradecidos, porque tenemos una segunda oportunidad y una más para volvernos al Padre celestial. Dios te bendiga y te guarde. No olvides compartir.

Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Esforzaos y cobrad ánimo

El tema del devocional de hoy es el desánimo, pero ¿qué es el desánimo? Según el diccionario de la Real Academia de la lengua, se define como la falta de ánimo . ¿Sabes algo? El desánimo es el arma más valiosa que tiene el enemigo contra cualquier creyente, así que la invitación es para que no seas presa del desánimo. Cuando el cristiano se desanima su fe merma, y por consiguiente le deja de creer a Dios porque una persona que no tiene fe, ni esperanza no puede creer en las cosas que Dios puede hacer en su vida y en la de los demás, dice la Palabra que sin fe es imposible agradar a Dios. En el libro de Deuteronomio, cuando Moisés está a punto de morir, Dios escoge a Josué para que guíe al pueblo de Israel y llevarlos a la tan anhelada tierra prometida. El Señor le habla a Josué y le dice más de tres veces las mismas palabras: e sforzaos y cobrad ánimo. Hoy Dios también te quiere decir lo mismo a ti.  La Palabra de hoy está en: Deuteronomio 31: 6 "Esforzaos y cobrad áni

Cómo el enemigo retrasa el plan de Dios para el hombre

El enemigo siempre está buscando la manera de evitar y retrasar el plan de Dios en la vida de Sus hijos. Igualmente desea robarte la bendición sin importar lo que deba hacer. Lo digo por mí, yo tuve mi llamado desde 1998 y le creí muchas mentiras al enemigo, lo cual retrasó mi llamado, pero como el tiempo de Dios es perfecto, aquí estoy siriviéndole y haciendo la obra. Hoy deseo mostrarte bíblicamente cómo actúa el enemigo para retrasar el plan que Dios tiene para ti. Vayamos a Nehemías 4:1-3 - (RVR1960), "Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zor

Un corazón dispuesto

Hay muchas personas que desean servirle al Señor, sin embargo, todo pareciera ser emocional. Mientras van a la iglesia se sienten fuertes, gozosos y al salir de ella, el gozo desaparece, y vuelven a lo mismo de siempre. Es decir, dan un paso hacia adelante y dos hacia atrás sin darse cuenta que están retrasando el plan de Dios para sus vidas. Todo esto sucede porque no han dispuesto sus corazones al Señor. Cuando un corazón está dispuesto para el Señor no hay circunstancia que impida los planes que Dios tiene. Hoy deseo compartir una Palabra poderosa con ustedes, sé que tu vida será tocada tremendamente en este, así que dispón tu corazón y espíritu para recibir. Mira lo que nos enseña la Palabra: "Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos" (Esdras 7:10 RVR1960). Esdras fue un sacerdote con un llamado especial de parte de Dios. Durante el reinado de Ciro, rey de Persia, el pueblo j