¿Sabes cuál es el arma favorita de nuestro adversario, satanás? El miedo. Cuando el creyente vive atemorizado siempre pensará que es débil, que no vale nada, que no puede hacer nada. Y eso es justamente lo que el enemigo busca a través de esta táctica, apagarnos. Un creyente con miedo no es una amenaza para el infierno, no suma, pero sí resta y mucho. Una de las fortalezas más eficaces del enemigo consiste en hacerle creer a los creyentes que en ellos no hay poder sobrenatural y que tampoco tienen autoridad. Y ¿sabes qué dice la Palabra respecto a esta fortaleza? "Yo les he dado poder a ustedes para caminar sobre serpientes y alacranes, y para vencer toda la fuerza del enemigo, sin sufrir ningún daño" (Lucas 10:19 DHH).
¿Qué nos ha entregado el Señor? La Palabra es clara, PODER. Eso mismo que el enemigo quiere hacerte creer que no tienes. El Señor Jesús nos ha dado, como iglesia, autoridad sobre las tinieblas y no solamente eso, sino que también poder para vencer toda fuerza del enemigo. Tristemente, hay muchos creyentes que desconocen esta verdad. Igualmente, por esta razón, dice el Señor, que el pueblo fue destruido: falta de conocimiento (Oseas 4:6 RVA2015). Tu falta de conocimiento en la Palabra y en lo que en ella hay consignado será el arma que el enemigo usará para destruirte, por eso la Gran Comisión (Mateo 28:19-20) es importante porque insta al creyente a enseñar todas las cosas que el Señor Jesús también enseñó a Sus discípulos. El miedo vendrá cuando haya desconocimiento de la Palabra de Dios en tu vida, pero debemos recordar que nuestro Señor ya venció y que nuestro enemigo ya fue vencido. No obstante, era necesario que la iglesia quedara en la tierra para contrarrestar el poder de las tinieblas.
Finalmente, no podemos obviar una tremenda promesa que hay en este verso: no sufriremos ningún daño. Cuando el Apóstol Pablo iba a ser llevado a Roma, dice la Palabra que la embarcación en la que viajaba se hizo pedazos y terminaron en la isla de Malta. Estando allí, "una serpiente salió huyendo del fuego y le mordió la mano" (Hechos 28:3 TLA) y ¿sabes qué le pasó? La respuesta sigue más adelante en el mismo texto: "no le pasó nada" (Hechos 28:6 TLA). Cuando tenemos grandes propósitos en el Señor nada nos puede dañar mientras estemos y caminemos bajo Su voluntad y más si se trata de contrarrestar la obra de las tinieblas. No solamente tenemos poder para hoyar, sino para vencer sin sufrir ningún daño, ¡aleluya!
Espero que esta corta reflexión haya sido de gran bendición para tu vida. Si ha sido así, te invito a ser de bendición para alguien más, comparte.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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