¿Cuántos de ustedes han sido víctimas del afán? AMÉN, soy el primero de ustedes. Cada vez que conduzco en mi ciudad, el mal tráfico y la manera de conducir de los demás hacen que me afane y, algunas veces, he llegado a perder la paciencia. Con esto quiero decirles que, es muy fácil caer presa del afán y más en este sistema que llamamos mundo, ya que la modernidad pareciera que añadiera más afán a nuestro diario vivir. Sin embargo, ¿qué tan malo es el afán cuando se apodera del creyente? Para responder a esta pregunta, veamos primeramente lo que el Apóstol Pablo nos aconseja: "por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7 RVR1960).
Vayamos por partes, ¿qué es el afán? Esta palabra viene del griego merimna, que significa "ansiedad, preocupación, lo que divide, lo que distrae la mente". Por lo tanto, el objetivo del afán es desenfocarnos, distraernos de lo que realmente es importante. Ahora bien, ¿qué nos aconseja el Señor a través del Apóstol Pablo acerca del afán? Que por nada estemos afanosos. Quiere decir que, nada me puede robar ese estado de paz y gozo que solo El Señor nos puede dar. No obstante, las cosas en el mundo están dadas para perder calma, impacientarse, airarse, etc,. Lo que debemos entender en este día es que cada situación en la que somos puestos a prueba nos ayudará para bien y el Señor limará nuestro carácter a través de cada una de ellas. La Palabra nos enseña igualmente que, "no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7 RVR1960). Y, ¿qué es el dominio propio? Un fruto del Espíritu Santo que se define como el control que ejeremos sobre nosotros mismos, es decir que el Señor desea que podamos controlar nuestras emociones y sentimientos sin dejar sescapar la naturaleza del viejo hombre. Así pues, aprendemos dos cosas bien significativas hoy: primero, que no debemos afanarnos por nada y, segundo, que debemos ejercer dominio propio sobre nosostros mismos.
Finalmente, ¿es malo el afán? Para responder esta pregunta, vayamos a Juan 14:15 TLA que dice, "ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos". Quiere decir que no vale de nada decirle al Señor que lo amamos, vale más demostrarle que lo hacemos, ¿cierto? Entonces, ¿es malo el afán? La respuesta es SÍ, porque al caer presas de él estamos desobedeciendo la Palabra de Dios que nos enseña en que "por nada estemos afanosos" y si Dios Padre lo dice, debo cumplir Sus mandamientos. Entonces, ¿cuál es la salida al afán? La respuesta nos la da Pablo en ese mismo versículo: "sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego" (Filipenses 4:6 RVR1960). El afán viene cuando algo se sale de nuestro control, pero tenemos un Dios que siempre está en control, así que descansa en Él y permite que Su paz, la cual sobrepasa todo entendimiento, guarde tu corazón. Espero que Dios haya hablado a tu vida tremendamente en este día. Si esta reflexión ha sido de bendición, te reto a que tú seas de bendición en este día, comparte.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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