A veces nos preguntamos por qué cae en pecado un hijo de Dios, por qué termina accediendo a lo que el mundo le ofrece y juzgamos, como iglesia, pero pocas veces ayudamos a restaurar, siendo este nuestro principal papel. El Apóstol Pablo escribía a la iglesia en Corinto, "el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer" (1 Corintios 10:12 DHH) y esta gran verdad nos acerca para dar respuesta a este interrogante. En ocasiones, el creyente aparenta ser una cosa delante de los hombres y de la congregación, pero en el fondo somos otra cosa totalmente distinta, ignorando que, "Dios no puede ser burlado" (Gálatas 6:7 RVR1960). Aparentamos estar firmes en el Señor y sabemos que no lo estamos, porque hemos dejado una o varias puertas abiertas, dándole potestad al enemigo de hacer estragos. Dicen los cristianos en mi ciudad un dicho muy cierto, cristiano que no ora, el diablo se lo devora y esa es la puerta que siempre debe permanecer cerrada. El Señor Jesús nos hace una tremeda advertencia que, en ocasiones, olvidamos fácilmente: "manténganse despiertos y oren, para que la tentación no los venza. Porque es cierto que el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41 NBV).
La mayoría de las cosas de este sistema siempre buscarán atacar los tiempos de intimidad con el Señor, el enemigo buscará la manera para que dejes de orar, intentará distraerte pra que no entres en la presencia de Dios, porque sabe y conoce ese poder. Por ello, "para que no seamos engañados de Satanás, no ignoramos sus maquinaciones" (2 Corintios 2:11 JBS) y este es el primer error que cometemos, ignoramos que hay un devordor que, "como un león rugiente, anda buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8 DHH). No ignoremos que hay un mundo espiritual en donde demonios son delegados día tras día, porque hay alguien que desea verte destruido, ver la obra que Dios empezó en ti interrumpida. Identifica cuáles son las distracciones o los ídolos que te impiden orar, no des lugar al diablo, esta puerta debe permanecer siempre cerrada. En nuestro día a día negociamos cualquier cantidad de cosas, una que no puedes negociar en tu día a día son tus tiempos de oración e intimidad con Dios.
La caída de un creyente no se da de un día para otro, toma tiempo y entre más nos alejamos de Su presencia, más vulnerables seremos a los ataques de nuestro enemigo y el vallado de protección del Señor se irá debilitando por causa tuya. En el creyente siempre debe existir una necesidad de orar, de estar conectado con el Espíritu de Dios, por eso el Apóstol Pablo instaba a la iglesia de Éfeso al decirles, "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia" (Efesios 6:18 RVR1960). La oración es un arma que, como soldados de Cristo Jesús, debemos usar constantemente y no solo en momentos de grandes crisis. El orar contantemente tiene grandes beneficios para el creyente y muchas veces no los percibimos porque dejamos de usar este arma que es, tal vez, la más poderosa de todas que posee la iglesia de Cristo Jesús. Espero que esta reflexión haya sido de gran bendición a tu vida, si has descuidado tus tiempos de oración, es tiempo de cerrar esa puerta y volverte al primer amor. No olvides ser de bendición, comparte. Dios te bendiga y te guarde. Feliz inicio de semana.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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