En la actualidad, hay muchos distractores que nos alejan de las cosas que son realmente importantes y significativas para nuestra vida, como por ejemplo: entrar en intimidad con Dios, tener más tiempos de oración, hacer más aquellas cosas que son del Espíritu y menos las de la carne. Cuando el creyente deja de practicar estas cosas, entra en un ciclo vicioso en el que se levanta y, luego, cae. Esta situación se volverá repetitiva y le costará cada vez más levantarse y guardarse para Dios, por ello, el Señor Jesús aconsejaba a Sus discípulos y les decía, "manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación" (Mateo 26:41 RVR1960).
De todas las palabras del verso anterior, ¿cuál te llama más la atención? A mí, me llama mucho la atención MANTÉNGANSE DESPIERTOS. Y esto, ¿qué quiere decir? Que debemos estar siempre alertas. Aunque vivamos en un mundo físico-natural, no podemos negar la existencia de un mundo sobrenatural en el que el enemigo se mueve en contra nuestra, así que "para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, no ignoramos sus maquinaciones" (2 Corintios 2:11 RVR1995). Así que, para mantenernos despiertos en el espíritu es necesario estar conectados al Padre celestial, "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia" (Efesios 6:18 RVR1960). La única manera que Dios nos pueda revelar y advertir acerca de ataques espirituales es a través de una comunión constante con Él.
Ahora bien, ¿por qué caemos en tentación? ¿Por qué accedemos a satisfacer más los designios de la carne y menos los del Espíritu? El Señor Jesús advertía a Sus discípulos diciéndoles, "el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41 RVR1960). La razón por la que accedemos a las cosas de la carne es porque ella es débil y la única manera de vencerla es crucificándola y haciendo lo que el Apóstol Pablo nos aconseja, "dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a Él le agrada" (Romanos 12:1 TLA). Solo a través del servicio a Dios y de agradarle es que venceremos la carne y haremos que nuestro espíritu se fortalezca cada vez más. Entre más tiempo estemos en el espíritu, más despiertos estaremos y nos será revelado lo que el enemigo maquina en contra nuestra. Espero que esta corta reflexión haya llegado en un buen momento a tu vida. Si quieres ser de bendición para otros, te invito en este día a compartir y dejar que la Palabra llegue y produzca el efecto por el cual ha sido enviada. Bendiciones y paz para ti y los tuyos.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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