Hay personas en esta vida cuyas prioridades están al revés y si se encuentran así es porque su vida está en desorden. Para muchos su prioridad número uno es el trabajo y cuando esto sucede, el trabajo desplaza a la esposa e hijos; el trabajo le roba el tiempo y termina prestando toda su atención a un solo aspecto de su vida. Para otros su prioridad son los deleites del mundo, las redes sociales, etc,. Es muy sencillo determinar qué ocupa el primer lugar de una persona, basta solo con escucharle hablar, “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34 RVR1960).
Una persona cuya prioridad es Dios entiende que nada puede robarle su atención. “Por lo tanto, pongan toda su atención en el Reino de los Cielos y en hacer lo que es justo ante Dios” (Mateo 6:33 DHH). Wow, la Palabra es sabia y nos pide que pongamos TODA NUESTRA ATENCIÓN en el Reino, es decir nos está previniendo para no distraernos de lo que realmente es importante en nuestra vida. Podremos reconocer una persona cuyas prioridades están en orden, porque ha determinado dar a Dios el primer lugar. No obstante, esta es una decisión que debemos tomar cada momento, no es algo que haya decidido hacer por un día. Un creyente que da el primer lugar a Dios pone en práctica lo que el salmista nos enseña en Salmos 63:3 (RVR1960), “mis labios te alabarán” y de su boca solo saldrán palabras de exaltación hacia su Dios, su todo. Un creyente que ha dado a Dios el primer lugar es un creyente cuya mente ha sido renovada y sus pensamientos son pensamientos de Reino.
Dar a Dios el primer lugar no es “de dientes para fuera”, responde a una actitud de cambio que empieza desde adentro hacia afuera. Cuando damos a Dios el primer lugar se los demostramos porque le amamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Hay una cita bien confrontadora, Lucas 6:46 (NBLH), “¿por qué ustedes Me llaman: ‘Señor, Señor,’ y no hacen lo que Yo digo?”. Si realmente te consideras un discípulo, entonces debes poner toda tu atención en el Reino de los Cielos y hacer lo que Cristo, tu Señor, te pide que hagas. Que tu actitud reverente demuestre lo que hay en tu corazón para que las palabras de tu boca y tus acciones sean coherentes. Espero que esta reflexión haya hecho rhema en tu espíritu, sé que el Señor la ha enviado con un propósito específico, sé de bendición tu también y comparte. Feliz y bendecido día.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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