Para los creyentes no es un secreto que vivimos entre dos mundos: uno natural y otro sobrenatural o también conocido como el mundo espiritual. Por lo tanto, no podemos ignorar el hecho que hay seres angelicales (demonios) que se mueven en lo espiritual para influir en nuestras mentes y acciones. Estos demonios reconocen quiénes somos y a quién pertenecemos. Cuando el Señor Jesús caminó sobre esta tierra, experimentó ese reconocimiento. Lucas 4:30-36 nos cuenta la historia del hombre que tenía un espíritu impuro cerca a la sinagoga hacia donde se dirigía el Maestro. Al verle, este demonio dijo: “¿Qué tienes contra nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios!” (Lucas 4:34 RVC). Este demonio pudo reconocer quién era Jesús y sabía de dónde venía, ¿cómo esperas ser reconocido en el mundo espiritual?
Si los demonios saben quiénes somos, entonces debemos andar rectos en todo tiempo y procurar una vida de intimidad con el Señor. Estos demonios no descansan ni duermen, así que pueden ver toda nuestra actividad día a día. En Hechos 19, mientras el Apóstol Pablo estuvo en Éfeso, hubo una gran manifestación de milagros: sanidades y liberaciones tan solo con la ropa o delantales que Pablo había utilizado. Pero los hijos de un sacerdote llamado Esceva, quisieron hacer una liberación invocando el nombre de Jesús, al cual Pablo predicaba y ¿sabes qué sucedió? La respuesta está Hechos 19:15-16 (RVR1960), “respondiendo el espíritu malo, dijo: a Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos”. Quizá estos hombres tenían una buena intención, pero en el mundo espiritual estas sobran, no sirven de nada. Estos hombre, en el mundo espiritual, no tenían identidad, por ende, no tenían autoridad para hacer que el demonio se sometiera a su voluntad. Y tú, ¿quién eres en lo espiritual? Ten mucho cuidado, a estos hombres ese espíritu inmundo los desnudó públicamente y fueron avergonzados, lo mismo sucede en la actualidad cuando descuidamos aquello que Dios nos ha entregado.
Quizá ahora te pregunte, y ¿cómo hago para tener esa autoridad? Sencillo, esta fue dada a la Iglesia hace mucho tiempo, así que si eres parte de la Iglesia, ya la tienes. En Mateo 10:1 (RVR1960), dice la Palabra, “entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”. ¿Puedes recordar qué hacía Pablo mientras estaba en Éfeso? Acaso ¿no eran todas estas manifestaciones? Aún en estos días la Iglesia tiene esa misma autoridad y quienes hacemos parte de ella podemos hacer estas cosas, porque de eso se trata el Reino de Dios. ¿Deseas ser reconocido en el mundo espiritual? Entonces, debes cuidar tu testimonio, orar constantemente, ayunar y anhelar encuentros sobrenaturales con el Señor. Espero que esta reflexión haya hablado tremendamente a tu vida. Si ha sido de bendición, entonces compártela con otros. Feliz y bendecido fin de semana. Dios te bendiga y te guarde siempre.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.
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