"Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas, mas David se fortaleció en Jehová su Dios" (1 Samuel 30: 6).
En este capítulo, la Biblia nos habla acerca de cómo los amalecitas habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego llevándose a las mujeres y a todos los que estaban allí. En ese momento, David se encontraba huyendo de Saúl, primer rey del pueblo israelita, quien se empeñaba en matarle a como de lugar. Así pues que, David tenía una gran preocupación porque Saúl buscaba matarle y ahora se le suma que su misma gente también quería matarle, pues ellos pensaron que por su culpa sus mujeres y sus hijos habían sido llevados cautivos por los hijos de Amalec.
Es normal que el creyente se angustie en aquellos momentos de aflicción o en los momentos de prueba. Lo que no puede permitirse es que ese sentimiento invada su alma y su espíritu de tal manera que empiece a flaquear y a olvidar en quién ha creído y de qué es capaz de hacer.
David se sintió angustiado en ese momento, quiere decir que se debilitó, pero hizo lo que todo creyente debe hacer: fortalecerse en Jehová su Dios.
La Palabra nos enseña que en esos momentos de angustia, el creyente debe recordar que TODO LO PUEDE EN CRISTO QUE LE FORTALECE (Filipenses 4: 13). Quiere decir que la fortaleza del creyente no proviene de ningún otro sitio, sino de la búsqueda de la presencia del mismo Dios para su vida.
Si estás atravesando por momentos de angustias en estos momentos, te invito a que hagas como el rey David y te fortalezcas en la presencia de Dios, tu Dios. Allí no sólo encontrarás las fuerzas necesarias para seguir adelante, sino también las soluciones o salidas a tus problemas. Es tiempo de buscar la presencia de Dios para obtener fuerzas y respuestas a lo que te aflige.
Dios te bendiga sobreabundantemente y declaro que esta semana verás Su poder sobrenatural actuar en tu vida y en la de tu familia.
En este capítulo, la Biblia nos habla acerca de cómo los amalecitas habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego llevándose a las mujeres y a todos los que estaban allí. En ese momento, David se encontraba huyendo de Saúl, primer rey del pueblo israelita, quien se empeñaba en matarle a como de lugar. Así pues que, David tenía una gran preocupación porque Saúl buscaba matarle y ahora se le suma que su misma gente también quería matarle, pues ellos pensaron que por su culpa sus mujeres y sus hijos habían sido llevados cautivos por los hijos de Amalec.
Es normal que el creyente se angustie en aquellos momentos de aflicción o en los momentos de prueba. Lo que no puede permitirse es que ese sentimiento invada su alma y su espíritu de tal manera que empiece a flaquear y a olvidar en quién ha creído y de qué es capaz de hacer.
David se sintió angustiado en ese momento, quiere decir que se debilitó, pero hizo lo que todo creyente debe hacer: fortalecerse en Jehová su Dios.
La Palabra nos enseña que en esos momentos de angustia, el creyente debe recordar que TODO LO PUEDE EN CRISTO QUE LE FORTALECE (Filipenses 4: 13). Quiere decir que la fortaleza del creyente no proviene de ningún otro sitio, sino de la búsqueda de la presencia del mismo Dios para su vida.
Si estás atravesando por momentos de angustias en estos momentos, te invito a que hagas como el rey David y te fortalezcas en la presencia de Dios, tu Dios. Allí no sólo encontrarás las fuerzas necesarias para seguir adelante, sino también las soluciones o salidas a tus problemas. Es tiempo de buscar la presencia de Dios para obtener fuerzas y respuestas a lo que te aflige.
Dios te bendiga sobreabundantemente y declaro que esta semana verás Su poder sobrenatural actuar en tu vida y en la de tu familia.
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