"Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gente de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: no os llegaréis a ella, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A estas, pues, se juntó Salomón con su amor" (1 Reyes 11:1-2).
De los reyes más tremendos que tuvo el pueblo de Israel fueron David y, su hijo, Salomón. Ambos hicieron grandes hazañas. Por su parte, David derrotó a grandes enemigos del pueblo de Israel y trajo la tan anhelada paz. Además, bajo su reinado el pueblo estuvo unido. Su hijo Salomón continuó con ese legado y también hubo unión y paz en el pueblo de Israel. Pero Salomón tuvo más sabiduría y fue tanta que gente de todas partes venía para comprobarlo (1 Reyes 10:1-13). Asimismo, tuvo muchas riquezas (1 Reyes 10:14-29); en pocas palabras, fue un rey que lo tuvo todo. Fue tremendamente bendecido por Dios mientras caminó en obediencia y su corazón guardó la ley.
Pero, ¿por qué hacia el final su reinado entró en decadencia? La respuesta está Eclesiastés 1:1, TODO ES VANIDAD. ¿Será que haber tenido tanto nubló el pensamiento del rey Salomón? Lo más probable es que sí. Salomón pasó de ser un rey que ofrecía holocaustos a Jehová tres veces al día (1 Reyes 9:25), a ir tras dioses ajenos a causa de sus mujeres, siguiendo a Astoret, diosa de los sidonios y a Milcom, ídolo de los amonitas (1 Reyes 11:5). Pero entonces me pregunto ¿dónde quedó la honra a Jehová después de tantas cosas?...
El principio de la caída del rey Salomón fue su desobediencia. En el instante en el que decide tener mujeres de otras naciones, naciones a las cuales Dios le había dicho que no se juntaran con ellas, allí empieza el principio de su final (Deuteronomio 7:3-4). Cuando hacemos cosas contrarias a las que Jehová Dios ordena, abrimos puertas que debían permanecer cerradas por una razón y le permitimos la entrada a otras que debieron haber permanecido enterradas, sepultadas con el viejo hombre. Así como la obediencia trae muchas bendiciones a la vida del creyente, asimismo la desobediencia desata una serie de maldiciones (Deuteronomio 28:15-20).
Muy probable es que la vanidad de haberlo tenido todo, entre otras cosas, condujo a la desobediencia del rey Salomón y al principio de su final, un final por cierto bastante triste. ¿En qué estás siendo tú desobediente? ¿Qué puertas has abierto que te pueden apartar de Jehová Dios? ¿A qué ídolos le has permitido la entrada a tu vida?. El testimonio del rey Salomón está allí para que aprendamos a no cometer los errores que él cometió.
Hay un verso en la Palabra que me gusta mucho y que, para mí, resume toda la ley, EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA ES EL TEMOR DE JEHOVÁ (Proverbios 1:7), ¿Por qué? Porque cuando hay temor de Jehová no hay cabida a la desobediencia, sólo hay cabida a la obediencia.
Dios te bendiga tremendamente. LIKE si te ha gustado este mensaje; SHARE para compartir con otros, no olvides ser de bendición para otras personas.
De los reyes más tremendos que tuvo el pueblo de Israel fueron David y, su hijo, Salomón. Ambos hicieron grandes hazañas. Por su parte, David derrotó a grandes enemigos del pueblo de Israel y trajo la tan anhelada paz. Además, bajo su reinado el pueblo estuvo unido. Su hijo Salomón continuó con ese legado y también hubo unión y paz en el pueblo de Israel. Pero Salomón tuvo más sabiduría y fue tanta que gente de todas partes venía para comprobarlo (1 Reyes 10:1-13). Asimismo, tuvo muchas riquezas (1 Reyes 10:14-29); en pocas palabras, fue un rey que lo tuvo todo. Fue tremendamente bendecido por Dios mientras caminó en obediencia y su corazón guardó la ley.
Pero, ¿por qué hacia el final su reinado entró en decadencia? La respuesta está Eclesiastés 1:1, TODO ES VANIDAD. ¿Será que haber tenido tanto nubló el pensamiento del rey Salomón? Lo más probable es que sí. Salomón pasó de ser un rey que ofrecía holocaustos a Jehová tres veces al día (1 Reyes 9:25), a ir tras dioses ajenos a causa de sus mujeres, siguiendo a Astoret, diosa de los sidonios y a Milcom, ídolo de los amonitas (1 Reyes 11:5). Pero entonces me pregunto ¿dónde quedó la honra a Jehová después de tantas cosas?...
El principio de la caída del rey Salomón fue su desobediencia. En el instante en el que decide tener mujeres de otras naciones, naciones a las cuales Dios le había dicho que no se juntaran con ellas, allí empieza el principio de su final (Deuteronomio 7:3-4). Cuando hacemos cosas contrarias a las que Jehová Dios ordena, abrimos puertas que debían permanecer cerradas por una razón y le permitimos la entrada a otras que debieron haber permanecido enterradas, sepultadas con el viejo hombre. Así como la obediencia trae muchas bendiciones a la vida del creyente, asimismo la desobediencia desata una serie de maldiciones (Deuteronomio 28:15-20).
Muy probable es que la vanidad de haberlo tenido todo, entre otras cosas, condujo a la desobediencia del rey Salomón y al principio de su final, un final por cierto bastante triste. ¿En qué estás siendo tú desobediente? ¿Qué puertas has abierto que te pueden apartar de Jehová Dios? ¿A qué ídolos le has permitido la entrada a tu vida?. El testimonio del rey Salomón está allí para que aprendamos a no cometer los errores que él cometió.
Hay un verso en la Palabra que me gusta mucho y que, para mí, resume toda la ley, EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA ES EL TEMOR DE JEHOVÁ (Proverbios 1:7), ¿Por qué? Porque cuando hay temor de Jehová no hay cabida a la desobediencia, sólo hay cabida a la obediencia.
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