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Una píldora espiritual para hoy miércoles

Volviendo a casa

Hay muchas circunstancias que hacen que nos separemos de Dios. El pecado es una de las principales razones, ya que cuando pecamos, la comunicación con el Padre se rompe inmediatamente. Es así como entristecemos al Espíritu Santo que mora en nosotros, otra más son las pruebas. Hay muchos cristianos que en medio de la prueba lo dejan todo tirado y se alejan... Perdiendo todo lo que habían logrado al lado de Dios, retrasando Su propósito. Tiran por la borda tantos esfuerzos y sacrificios, ¿cierto? Pero cuando nos alejamos de la presencia de Jehová, nos cuesta mucho trabajo volver a recuperar lo que habíamos ganado.
La Biblia nos habla de la parábola del hijo pródigo y del recibimiento que hizo el padre cuando el hijo regresa a casa, ¿no es así? Pues hoy el devocional está basado en ese pasaje.
"Me levantaré e iré a mi padre; y le diré: padre, he pecado contra el cielo y contra ti" (Lucas 15:18).

Mientras leía y meditaba sobre este pasaje, el Espíritu Santo puso en mí este devocional. Lo más importante que podemos hacer cuando nos alejamos de Dios es tomar la firme determinación de recuperarlo todo. Esa misma determinación hace que los cielos se muevan y el Padre sea conmovido. Por eso, el hijo pródigo dice: me levantaré e iré a mi padre, lo que quiere decir que ya había tomado la determinación, porque después de haber vivido en la inmundicia del pecado, se dio cuenta que con su padre lo tenía todo y ahora que "pasaba trabajo" recordó que nunca debió haber salido de casa. El hombre tiene el poder de decidir y Dios le permite que lo haga, pero muchas veces lo que decidimos para nosotros mismos no es lo que realmente nos conviene.
Al tomar la determinación de volver a casa, debemos tener en cuenta dos aspectos:

UNO: EL ARREPENTIMIENTO. Esta condición debe existir mucho antes, pues sin arrepentimiento no habrá cabida para el perdón. Un corazón arrepentido experimenta tribulación y no quiere volver atravesar una misma experiencia.

DOS: LA CONVERSIÓN, ya que con ella lo que sucede es que decidimos no volver a pecar, no volver a cometer la misma falla. Es decir que si mi pecado fue el adulterio, debo decidir no ser un adultero nunca más y mantenerme firme en esa determinación. Con estas dos condiciones podemos volver a casa y nuestro Padre preparará gran banquete para recibirnos y dirá lo siguiente: porque este mi hijo "muerto" era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (Lucas 15:24). 

La alegría que siente el Señor al saber que sus ovejas regresan debe ser inmensa, por eso se dice que cuando un pecador se arrepiente hay fiesta en los cielos, te imaginas ¿cuántas fiestas habrá en el cielo todos los días? Cada día alguien se arrepiente de haber vivido en pecado y decide vivir una vida agradable para Dios.
En estos momentos no sé en qué condiciones espirituales te encuentres. Pero si eres aquel hijo pródigo del cual habla La Palabra, déjame decirte que el mismo Dios te ha hablado en este día porque te ha estado esperando, Él más que nadie desea que vuelvas a escuchar Su voz, porque si eres una de sus ovejas, entonces reconocerás Su voz y le seguirás (Juan 10: 27). Hoy es un día de tomar decisiones importantes y radicales en tu vida. Llegó la hora de arrepentirse y convertirse, este es el momento para volver a recuperar lo que con tanto esfuerzo y dedicación habías logrado. ¿Quieres volver a experimentar lo que es estar en la presencia de Dios? Entonces es tiempo de volver a casa, tu Padre te espera con los brazos abiertos.
Dios te bendiga y guarde en este día. No olvides compartir con otros este mensaje, sé de bendición.

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