"Jehová es mi pastor; nada me faltará" (Salmos 23:1).
Este es quizá uno de los salmos más famosos que hay, pues muchísima gente lo ha aprendido "de memoria", pero probablemente unos pocos han tenido una revelación en el espíritu de lo que implica declararlo y de lo que realmente significa. Veamos, pues, lo que implica este primer verso del Salmos 23: 1,
(1) Jehová es mi pastor, al declarar que Jehová Dios es mi pastor, básicamente el creyente está haciendo la siguiente declaración: uno, está sometiéndose al Señorío de Dios, esto quiere decir que es Dios quien manda en su vida. Dos, permite que Jehová Dios tenga duidado de su vida, es decir que como pastor Él velará por ti. Y finalmente, le entrega la potestad a Jehová Dios de guiarle por la senda correcta, pues eso es lo que hace un pastor, guiar a sus ovejas. ¿Realmente cuando haces esta declaración, por lo menos, le permites a Dios ser el guía de tu vida o que Él señoree sobre ti?.
(2) Nada me faltará. Al hacer esta declaración lo que realmente el creyente hace es creer y confiar de que su provisión y su sustento viene de Jehová Dios, dueño de la plata y del oro (Hageo 2:8). Al hacerlo, el creyente no puede olvidar de dónde viene su provisión. Las circunstancias no pueden determinar ni determinarán que mi provisión viene del cielo como una bendición.
Cuando declares nuevamente este primer verso del Salmos 23 lo harás con entendimiento en el espíritu y reconocerás que por encima de cualquier cosa Jehová es tu pastor y que Él nunca te puede faltar. Empieza la semana declarando estas palabras en el espíritu: Jehová es mi pastor; Él no me faltará.
Declaro cielos abiertos y lluvia de bendiciones para ti y los tuyos en esta semana, y que el Dios Todopoderoso no falte nunca en tu vida.
No olvides compartir, sé de bendición.
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