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¿Qué tan rico eres?

Para muchos el ser rico es sinónimo de tener muchas posesiones, aun en la Palabra encontramos personajes que la misma Palabra describe como personas ricas. Sin embargo, en el plano espiritual las posesiones que poseas aquí en la tierra no miden cuán rico eres, pues a la hora de morir te vas sin nada. Hoy el Señor no quiere hablarte de ser rico en medio del dinero o de las propiedades, hoy Dios desea hablarte de ser rico creyendo en Él.

Hay una gran enseñanza en la Biblia que me impacta mucho y dice mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia y todas estas cosas os serán  añadidas (Mateo 6: 33). En medio de los afanes del mundo, hay gente que desea buscar riquezas sin importar el fin, pero con esa riqueza jamás podrán comprar la felicidad, la paz y el gozo que sí te puede brindar solamente el Señor Jesús. Probablemente las riquezas que andas buscando en el mundo nunca llenarán ese vacío que hay en tu corazón, pero Cristo sí puede llenar ese vacío para que experimentes la verdadera felicidad que el dinero nunca podrá comprar.

La Palabra de hoy se encuentra en:
Proverbios 13: 7
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; y hay quienes pretender ser pobres, y tienen muchas riquezas.


Este texto bíblico me recuerda al adagio popular que reza que hay gente tan rica que lo único que tiene es plata, me imagino que ya alguna vez lo has escuchado, ¿cierto? Cuando Cristo está de continuo en nuestros corazones podemos afirmar que lo tenemos todo, que realmente somos ricos, pero deseo que entiendas este término riqueza desde el plano espiritual, es por eso que hay gente que dice que la felicidad ni el amor se compran con dinero. Estas dos cosas felicidad y amor se hallan solamente cuando buscas de corazón el reino de Dios.

¿Cómo quieres medir tu riqueza, desde el plano material o espiritual? Si leemos la Biblia, quienes buscaron primeramente el reino de Dios y su justicia, y caminaron en obediencia, creyendole al Padre, fueron bendecidos sobremanera. Abraham fue uno de ellos. Cuando dejó su parentela y siguió la voz de Dios, dice la misma Palabra que Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro y tenía tantas riquezas que aun cuando Lot se separó de él, éste quedó aún con muchas riquezas. Asímismo, conocemos la historia de Job, ¿cierto? quien después de perderlo todo, absolutamente todo, el Señor le dio siete veces más lo que había perdido. Pero estos personajes fueron siempre humildes, sus corazones estaban en el reino de Dios y no en las posesiones. No amaron más las posesiones que al Padre de la bendición.

¿Qué tan rico eres? ¿En dónde está puesto tu corazón? ¿Existe algún ídolo en tu vda que impida que realmente experimentes la verdadera felicidad? Recuerda que en la vida hay cosas que ni siquiera Mastercard puede comprar (haciendo alusión al comercial de televisión). El amor y la felicidad que experimentamos los hijos de Dios no fueron comprados, han sido producto de creer en un Dios Todopoderoso, creador y dueño de todo lo que hay en el universo. Te invito esta mañana a que en Él creas, a que busques de Su reino y de Su justicia primeramente para que todo lo demás, que es lo que anhela tu corazón, sea añadido a tu vida. Que Dios te bendiga sobreabundantemente y Su gracia te acompañen siempre.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

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