Los responsabilidad de los padres frente a la educación de los hijos
Cuando leemos 2 de Samuel y 1 Reyes en el AT, conocemos los antecedentes del rey David como un gobernante, pero igualmente vemos su fracaso como padre, pues fue negligente con respecto a la enseñanza de sus hijos debidamente como lo manda la Palabra de Dios. Como resultado, su vida de padre estuvo llena de tristezas, una tras otra. Veamos algunos casos, por ejemplo: uno, su hijo Amnón violó a su media hermana Tamar (2 Samuel 13); dos Amnón fue asesinado posteriormente por su medio hermano Absalón (2 Samuel 13: 32-33); tres, Absalón se rebeló en su contra e intentó matarlo (2 Samuel 15-18), y, por último, su hijo Adonías también se rebeló contra él y más tarde fue ejecutado por Salomón (1 Reyes 1&2).
Pero, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios respecto a este tema? Aquí está la respuesta:
"Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" (Deuteronomio 6: 1-2 & 6-7).
¿Qué aspectos podemos de estos versos en el día de hoy?
(1) Jehová Dios manda a que enseñemos a nuestros hijos acerca de la ley. Cuando se la damos a conocer a nuestros hijos, ellos aprenden a vivir una vida agradable para Él y apartarse de aquellas prácticas que le entristecen, como la mentira, el robo, el engaño, la codicia, entre otros.
(2) Nuestros hijos deben poner por obra la ley. No basta con sólo conocerla si no se pone en práctica. Existe una obligación moral y espiritual de ponerla por obra.
(3) Hay que guardar la ley todos los días. ¿Cuándo se aparta el hombre de Dios? Cuando ha dejado de guardar y poner la ley por obra. Y es que guardarla es cuestión de todos los días y no unos días sí y otros no. Guardar la ley también es sinónimo de guardarse para Dios y vivir una vida en santidad.
(4) Guardar la ley en el corazón. Pero, ¿por qué en el corazón? Porque es un lugar especial y para Dios nuestro corazón es muy importante.
(5) Compartir la ley en todo momento y lugar con nuestros hijos. La instrucción no es exclusiva de un solo momento, hay que hablarle a nuestros hijos en todo momento acerca de la Palabra de Dios.
Y, ¿cuál es el resultado de cumplir con esta responsabilidad? Pues, hay una promesa en Deuteronomio 6: 2: TUS DeIAS SERÁN PROLONGADOS. La obediencia conlleva a tremendas bendiciones en nuestra vida.
El éxito del rey David hubiera sido mayor de no haber descuidado su familia, asimismo hubiera podido evitar ciertas tristezas en su vida de haber instruido a sus hijos en los estatutos y mandatos de Jehová Dios. Sin embargo, Dios ha dejado todas estas historias como un legado para que tú y yo podamos aprender de los errores de los demás.
Dios te bendiga poderosamente. No olvides compartir, sé de bendición para otros.
Cuando leemos 2 de Samuel y 1 Reyes en el AT, conocemos los antecedentes del rey David como un gobernante, pero igualmente vemos su fracaso como padre, pues fue negligente con respecto a la enseñanza de sus hijos debidamente como lo manda la Palabra de Dios. Como resultado, su vida de padre estuvo llena de tristezas, una tras otra. Veamos algunos casos, por ejemplo: uno, su hijo Amnón violó a su media hermana Tamar (2 Samuel 13); dos Amnón fue asesinado posteriormente por su medio hermano Absalón (2 Samuel 13: 32-33); tres, Absalón se rebeló en su contra e intentó matarlo (2 Samuel 15-18), y, por último, su hijo Adonías también se rebeló contra él y más tarde fue ejecutado por Salomón (1 Reyes 1&2).
Pero, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios respecto a este tema? Aquí está la respuesta:
"Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" (Deuteronomio 6: 1-2 & 6-7).
¿Qué aspectos podemos de estos versos en el día de hoy?
(1) Jehová Dios manda a que enseñemos a nuestros hijos acerca de la ley. Cuando se la damos a conocer a nuestros hijos, ellos aprenden a vivir una vida agradable para Él y apartarse de aquellas prácticas que le entristecen, como la mentira, el robo, el engaño, la codicia, entre otros.
(2) Nuestros hijos deben poner por obra la ley. No basta con sólo conocerla si no se pone en práctica. Existe una obligación moral y espiritual de ponerla por obra.
(3) Hay que guardar la ley todos los días. ¿Cuándo se aparta el hombre de Dios? Cuando ha dejado de guardar y poner la ley por obra. Y es que guardarla es cuestión de todos los días y no unos días sí y otros no. Guardar la ley también es sinónimo de guardarse para Dios y vivir una vida en santidad.
(4) Guardar la ley en el corazón. Pero, ¿por qué en el corazón? Porque es un lugar especial y para Dios nuestro corazón es muy importante.
(5) Compartir la ley en todo momento y lugar con nuestros hijos. La instrucción no es exclusiva de un solo momento, hay que hablarle a nuestros hijos en todo momento acerca de la Palabra de Dios.
Y, ¿cuál es el resultado de cumplir con esta responsabilidad? Pues, hay una promesa en Deuteronomio 6: 2: TUS DeIAS SERÁN PROLONGADOS. La obediencia conlleva a tremendas bendiciones en nuestra vida.
El éxito del rey David hubiera sido mayor de no haber descuidado su familia, asimismo hubiera podido evitar ciertas tristezas en su vida de haber instruido a sus hijos en los estatutos y mandatos de Jehová Dios. Sin embargo, Dios ha dejado todas estas historias como un legado para que tú y yo podamos aprender de los errores de los demás.
Dios te bendiga poderosamente. No olvides compartir, sé de bendición para otros.
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