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Una píldora espiritual para hoy miércoles

Haciéndose la vista gorda

Viendo una vez un programa de reportajes en TV, tocaron el tema de los limosneros. Y curiosamente, mostraron a uno que "aparentemente" no podía caminar, pero luego es confrontado por el equipo investigativo de aquel programa y resulta que el que era paralítico es una persona normal, sin ninguna limitación. Era limosnero de profesión, es decir ese era la forma cómo obtenía sus ingresos día a día.
Y hemos visto tantos casos que, a veces, nos preguntamos hasta dónde llegará esta situación y si debiéramos continuar tendiendo la mano a estas personas. Sin importar lo que veamos en TV o en la calle, no debemos permitir que estas cosas dañen nuestro corazón, endureciéndolo de tal manera que nos volvamos insensibles a lo que vemos y no hagamos nada al respecto. Pero, ¿qué dice la Biblia en cuanto a este tema se refiere? Veamos:
"Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra" (Deuteronomio 15:11).
Independientemente de lo que pensemos, Jehová Dios nos está diciendo que siempre habrá menesterosos, es una constante con la que debemos lidiar día a día, y ¿cuál es nuestra responsabilidad frente a esta situación? ABRIR NUESTRA MANO, es decir debemos ayudarles. Pero con tantas cosas que se han visto en TV, con tantos fraudes y demás, más bien es más fácil hacerse la vista gorda e ignorarlos, ¿no es así?. Pues NO. La misma Palabra nos enseña que, "el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17), entonces sabiendo qué debemos hacer, tomamos la decisión incorrecta, la que va en contra de lo que Dios nos pide que hagamos.
Sin importar la condición, lo que se haya visto o lo que los medios de comunicación digan, el creyente, ante todo, debe ABRIR LA MANO AL NECESITADO, es un mandamiento, hay que cumplirlo. Muchas veces cuando comparto la Palabra, le digo a la gente que lo que está escrito no es negociable, y tampoco es para cumplirlo un día sí y un día no; simplemente se cumple y listo. Igual sucede en este caso. Hacerlo es principio de obediencia, y la obediencia trae consigo mucha bendición. Dice la Palabra en Proverbios 19:17 que,"a Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar", qué tremendo esto. ¿Deseas recibir esta bendición? Pon la Palabra por obra, sé obediente.
Abrir nuestra mano no solamente se aplica para el menesteroso, también para el hermano y para el pobre. Muchas veces sabemos la condición por la que atraviesa un hermano, ya sea de sangre o en Cristo Jesús, y ¿cuál es nuestra reacción? Hacernos la vista gorda. Esta reacción siempre será más fácil, pero va en contra de lo que Dios nos manda. Debemos romper con este tipo de comportamiento e, independientemente de la situación o de la persona, como creyentes tenemos la responsabilidad de tender la mano a quien necesite de nosotros. La ley se hizo para dos cosas: (1) cumplirla y (2) ponerla por obra. Es tiempo de abrir tu mano a quien necesita de ti.
Dios te bendiga sobreabundantemente. No olvides compartir este mensaje con otras personas. Sé de bendición.

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