¿Eres de los que prometes y no cumples?
Es muy común escuchar a gente comprometerse a hacer cosas y a no cumplirlas. Las promesas se han convertido en "una excusa para salir del paso" y convencer a la gente de que sí haremos algo, cuando muy en el fondo sabemos que no cumpliremos con absolutamente nada. Pero en el caso de un creyente, ¿qué tan grave es esto? Pues, imagine por un instante que Dios le promete algo, y usted espera, espera, sigue esperando, le recuerda, espera, sigue esperando... ¿Qué pasaría al final? Sencillo, la respuesta es: no creería en Dios, para mí sería un mentiroso. ¡Así de grave es!
Pero todo lo contrario sucede, pues Jehová Dios no es así. La Biblia está llena de muchas promesas y, en Su tiempo, Él las cumple cada una. Tomemos como ejemplo el único mandamiento con promesa "honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da" (Éxodo 20:12), si honras a tus padres, te puedo asegurar que serás de larga vida. Entonces si somos hechos a su imagen y semejanza y el carácter de Cristo está siendo forjado en nosotros, ¿por qué no nos parecemos a nuestro Padre en este aspecto? Veamos qué dice la Palabra de Dios al respecto:
"Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas" (Eclesiastés 5:5).
Cuando el carácter de Cristo se forja en nosotros y nuestra identidad y ciudadanía pertenecen al Reino, no podemos andar prometiendo cosas como cualquier persona solamente por salir del paso. Si lo hacemos quedaríamos como unos mentirosos, y la mentira no es de los hijos de Dios, es del diablo (Juan 8:44).
Hasta en esto debemos dar buen testimonio delante de los demás, porque por estas cosas, que aparentan no tener tanta relevancia, también seremos juzgados un día (Eclesiastés 12:14). Prometer algo y no cumplirlo es igual a mentir, y si hasta ahora habías prometido muchas veces, a partir de este momento es mejor que no prometas nada más. La Palabra de Dios está allí para enseñarnos, para redarguirnos e instruirnos en justicia (2 Timoteo 3:16), y no para pasarla por alto o para ponerla por obra sólo cuando conviene.
Dios te bendiga. Deseo que tengas un excelente fin de semana. No olvides compartir, sé de bendición a otros.
Es muy común escuchar a gente comprometerse a hacer cosas y a no cumplirlas. Las promesas se han convertido en "una excusa para salir del paso" y convencer a la gente de que sí haremos algo, cuando muy en el fondo sabemos que no cumpliremos con absolutamente nada. Pero en el caso de un creyente, ¿qué tan grave es esto? Pues, imagine por un instante que Dios le promete algo, y usted espera, espera, sigue esperando, le recuerda, espera, sigue esperando... ¿Qué pasaría al final? Sencillo, la respuesta es: no creería en Dios, para mí sería un mentiroso. ¡Así de grave es!
Pero todo lo contrario sucede, pues Jehová Dios no es así. La Biblia está llena de muchas promesas y, en Su tiempo, Él las cumple cada una. Tomemos como ejemplo el único mandamiento con promesa "honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da" (Éxodo 20:12), si honras a tus padres, te puedo asegurar que serás de larga vida. Entonces si somos hechos a su imagen y semejanza y el carácter de Cristo está siendo forjado en nosotros, ¿por qué no nos parecemos a nuestro Padre en este aspecto? Veamos qué dice la Palabra de Dios al respecto:
"Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas" (Eclesiastés 5:5).
Cuando el carácter de Cristo se forja en nosotros y nuestra identidad y ciudadanía pertenecen al Reino, no podemos andar prometiendo cosas como cualquier persona solamente por salir del paso. Si lo hacemos quedaríamos como unos mentirosos, y la mentira no es de los hijos de Dios, es del diablo (Juan 8:44).
Hasta en esto debemos dar buen testimonio delante de los demás, porque por estas cosas, que aparentan no tener tanta relevancia, también seremos juzgados un día (Eclesiastés 12:14). Prometer algo y no cumplirlo es igual a mentir, y si hasta ahora habías prometido muchas veces, a partir de este momento es mejor que no prometas nada más. La Palabra de Dios está allí para enseñarnos, para redarguirnos e instruirnos en justicia (2 Timoteo 3:16), y no para pasarla por alto o para ponerla por obra sólo cuando conviene.
Dios te bendiga. Deseo que tengas un excelente fin de semana. No olvides compartir, sé de bendición a otros.
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